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¿Por qué te cuesta más perder peso que a otros? La clave podría estar en tu metabolismo celular

 

¿Te esfuerzas por perder peso y no ves resultados?

La respuesta podría estar menos en lo que comes y más en cómo tu cuerpo maneja esa energía. La partición energética, un concepto poco conocido fuera del ámbito científico, explica por qué personas con la misma dieta y actividad física pueden tener respuestas metabólicas completamente distintas.

¿Por qué unas calorías engordan más que otras?

La regulación del peso corporal no depende únicamente de la cantidad de calorías que se consumen o se gastan, sino también de cómo se distribuyen esas calorías entre los distintos tejidos del cuerpo. Este fenómeno se conoce como partición energética, y es un elemento crucial —aunque a menudo subestimado— en el entendimiento del sobrepeso, la obesidad y las enfermedades metabólicas.

Durante años, se ha simplificado el control del peso a una fórmula: «calorías que entran versus calorías que salen». Sin embargo, este enfoque ignora factores fisiológicos complejos que alteran el equilibrio energético, aun cuando la ingesta calórica y el gasto energético parecen estar bajo control. En algunos cuerpos, más energía se dirige hacia el músculo; en otros, hacia el tejido adiposo. Este desequilibrio puede condicionar profundamente tu capacidad para perder peso.

Señales falsas de hambre: ¡cuando tu cuerpo te engaña!

Los mecanismos de hambre y saciedad están diseñados para mantener el equilibrio energético a través de señales homeostáticas. En teoría, comemos cuando nuestras células necesitan energía y dejamos de comer cuando esas necesidades están cubiertas. No obstante, este sistema puede ser «engañado» por señales falsas, que provocan un aumento en la ingesta energética, aunque no haya una demanda real por parte del cuerpo.

Lo que debes saber:

  • La hiperplasia de adipocitos (aumento del número de células grasas) puede inducir señales falsas de déficit energético.
  • La inactividad física crónica reduce el flujo metabólico, provocando acumulación intracelular de metabolitos y una señal errónea de escasez energética.
  • Ambos procesos promueven el almacenamiento excesivo de energía sin necesidad real, conduciendo al aumento de peso y alteraciones metabólicas como resistencia a la insulina.

¿Grasa o músculo? La diferencia está en lo que hacen

A nivel celular, no toda la energía se maneja igual. Las células musculares consumen energía activamente para contraerse, regenerarse y mantenerse. Las células grasas, en cambio, solo acumulan energía y pueden hacerlo indefinidamente.

  • Músculo activo → quema energía, regula glucosa y mantiene la sensibilidad a la insulina.
  • Grasa inactiva → almacena energía sin límite, genera señales falsas de hambre y contribuye a la resistencia a la insulina.

Cuantas más células grasas tengas, mayor será la probabilidad de recibir señales erróneas que disparen el apetito, incluso cuando no hay una necesidad real de energía.

Una paradoja metabólica

  1. La hiperplasia adipocitaria: más células grasas, más dificultad para adelgazar

A diferencia del músculo, que solo acumula energía cuando está activo, las células grasas pueden acumular lípidos sin gasto energético. El aumento en su número genera una demanda energética falsa que estimula el apetito, aunque el cuerpo no necesite más energía.

  1. El sedentarismo: el enemigo silencioso del metabolismo

En condiciones de baja actividad física, el flujo metabólico desciende, y esto provoca un fenómeno llamado «déficit falso», en el que el cerebro interpreta que el cuerpo necesita más energía de la que realmente necesita.

En resumen: cuanto menos te mueves, más hambre tienes, aunque paradójicamente, menos necesitas comer.

  1. El músculo es un órgano activo en la regulación del peso

Personas con mayor masa muscular y menos células grasas manejan de forma más eficiente la energía, evitando señales falsas de hambre. Necesitan menos esfuerzo para mantener el equilibrio metabólico.

Discusión: implicancias y consecuencias clínicas

La partición energética ofrece una explicación poderosa y olvidada para entender por qué muchas personas no logran perder peso, incluso cuando parecen «hacerlo todo bien».

  • Implicancia principal: no todas las calorías se manejan igual. Un cuerpo con más músculo dirige las calorías hacia tejidos activos; un cuerpo con más grasa las acumula pasivamente.
  • Comparación con conocimientos previos: a diferencia de la visión clásica del «déficit calórico», este enfoque muestra cómo la calidad del tejido corporal condiciona las respuestas metabólicas.
  • Limitaciones: aunque se entiende bien el mecanismo, medir con precisión la partición energética y la hiperplasia de adipocitos en individuos sigue siendo complejo fuera de entornos clínicos o de investigación.
  • Aplicaciones prácticas: promover el ejercicio físico, especialmente el entrenamiento de fuerza, puede mejorar la partición energética. No solo ayuda a gastar más calorías, sino a direccionarlas hacia tejidos que sí las necesitan.

Conclusión: no es solo cuánto comes, sino qué hace tu cuerpo con lo que comes

La partición energética nos obliga a repensar el paradigma del control de peso. No basta con contar calorías: debemos entender cómo y por qué el cuerpo dirige esa energía a distintos compartimentos. Si tienes más grasa que músculo, o si tu actividad física es baja, tu cuerpo probablemente esté generando señales falsas de hambre que te empujan a comer de más.

Promover la actividad física —especialmente la que construye masa muscular— no solo mejora el gasto energético, sino que corrige la distribución de energía, evitando el ciclo de almacenamiento excesivo y hambre perpetua.

Referencias básicas:

¿Te identificaste con lo explicado en este artículo?

Cuéntanos en los comentarios si alguna vez te sentiste frustrado por no poder perder peso. ¿Crees que podrías estar recibiendo señales metabólicas falsas? Comparte este blog con quien necesite entender que no todo depende de las calorías… ¡Conversemos sobre ciencia y salud real!

 

Hablemos con evidencia y sin humo … ¡Somos Samai! 

 

Por:
María José Mancheno
Master en Nutrición Metabólica

Master en Obesidad y Enfermedades Metabólicas
Especialista en Nutrición Deportiva

Especialista en Nutrición en Inflamación, microbiota y patologías digestivas

Especialista en tratamiento FODMAP

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