¿Qué significa?
El término «wonderfullismo» no aparece en los manuales médicos ni psicológicos, pero se ha convertido en una ideología cultural silenciosa. Se basa en la exaltación de la productividad extrema, la positividad forzada y la autoexigencia permanente como camino infalible hacia el éxito personal. Nos repiten que debemos salir de la zona de confort, no perder tiempo en actividades «improductivas» y trabajar siempre un poco más. Esta narrativa se ha instalado en redes sociales, entornos laborales, e incluso en espacios educativos.
El problema es que este modelo, lejos de empoderar, puede fomentar el estrés crónico, el burnout y la frustración. Las personas se sienten culpables por descansar, por no estar constantemente creciendo o por simplemente no lograr cumplir con expectativas idealizadas. Más grave aún: invisibiliza las desigualdades estructurales que condicionan el acceso al éxito. Promueve la idea de que todo depende del esfuerzo personal, ignorando factores socioeconómicos, genéticos y contextuales.
¿Hasta qué punto esta ideología del «wonderfullismo» puede dañar nuestra salud mental y física?
¿Qué consecuencias fisiológicas y sociales tiene vivir en estado de hiperexigencia permanente?
¿Qué nos dice la ciencia?
Diversos estudios en psicología, neurobiología y ciencias sociales han investigado los efectos del estrés crónico y la autoexigencia desmedida. Este artículo se basa en una revisión de hallazgos clave de publicaciones académicas recientes, informes de salud pública, y datos de encuestas globales sobre bienestar subjetivo, cruzándolos con análisis sociales y económicos que contextualizan la desigualdad de oportunidades.
¿Qué fue lo que se encontró?
- El estrés crónico no es un trofeo: La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce al burnout como un fenómeno relacionado con el trabajo y el estrés prolongado. Afecta funciones cognitivas, aumenta la inflamación sistémica y altera el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal, responsable del equilibrio hormonal.
- Después de cierto umbral, más dinero no da más felicidad: Un estudio de la Universidad de Purdue (2018) mostró que la relación entre ingresos y bienestar emocional se estabiliza entre los 60.000 y 75.000 dólares anuales. Más allá de eso, la satisfacción con la vida apenas aumenta, y a veces incluso disminuye por mayor presión y expectativas.
- No todo depende del esfuerzo individual: Investigaciones en neurodesarrollo han mostrado que el ambiente en la infancia (nutrición, estimulación cognitiva, estrés familiar) influye directamente en el desarrollo cerebral, el rendimiento académico y la capacidad de regulación emocional. Es decir: no todos parten desde el mismo punto.
- Hiperproductividad y salud mental: una relación tóxica. El deseo constante de optimización personal puede generar ansiedad, insomnio y despersonalización. El «síndrome del impostor» y la autoexigencia se intensifican en personas que internalizan esta narrativa de éxito forzado.
¿Qué significa esto y por qué importa?
Los hallazgos reflejan un patrón preocupante: estamos validando un modelo de vida que enferma a quienes lo siguen fielmente y excluye a quienes no pueden cumplirlo. El wonderfullismo, con su discurso edulcorado y motivacional, se convierte en una forma de violencia simbólica que culpabiliza a los más vulnerables y sobrecarga a los más exigentes.
Este discurso afecta profundamente la salud pública. Promueve hábitos dañinos como la privación de sueño, el aislamiento social disfrazado de «enfoque» y el desprecio por actividades placenteras no productivas, como descansar, ver una serie o simplemente no hacer nada.
Mientras que antes se valoraba el ocio como parte del equilibrio humano, hoy se ve como una pérdida de tiempo. Esto contrasta con evidencia científica clara: el descanso mejora la memoria, la creatividad y la longevidad.
Dato importante:
No todos los estudios abordan directamente el concepto de «wonderfullismo» como tal, ya que es un término emergente más cultural que científico. Sin embargo, los datos sobre estrés, desigualdad y bienestar lo contextualizan indirectamente.
Se necesita una educación emocional y social que desmonte este mito moderno. Las empresas, escuelas y medios de comunicación deben fomentar una cultura del bienestar realista, donde el éxito tenga múltiples formas posibles y donde el descanso no sea visto como debilidad.
Recuerda…
Idealizar la hiperproductividad como sinónimo de éxito es un camino peligroso que puede afectar seriamente nuestra salud y reproducir desigualdades injustas. Es hora de desmontar el wonderfullismo y recuperar el valor del descanso, del fracaso, de los ritmos personales y del contexto social. El éxito no es universal, ni el esfuerzo siempre suficiente. Y eso también está bien.
Referencias y lecturas sugeridas
- Organización Mundial de la Salud – Burnout como fenómeno ocupacional.
- Universidad de Purdue, 2018 – Income and Happiness Study.
- Harvard Center on the Developing Child – Impacto del entorno en el neurodesarrollo.
- Blog relacionado: «El estrés no es tu enemigo, pero tampoco tu amigo».
¿Te has sentido atrapado en esta cultura de la productividad extrema? ¿Crees que el éxito se construye solo con esfuerzo?
Danos tu opinión y comparte este artículo con alguien que necesite un respiro.
¡Somos Samai!
Por:
María José Mancheno
Master en Nutrición Metabólica
Especialista en Nutrición Deportiva y Obesidad