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¿Dolor de estómago o algo más? El papel clave de Helicobacter pylori en la salud digestiva

¿Sabías que una sola bacteria podría ser responsable de la mayoría de las úlceras estomacales, ciertos tipos de cáncer gástrico e incluso trastornos más allá del sistema digestivo?
Desde su descubrimiento en 1982, Helicobacter pylori ha cambiado radicalmente nuestra comprensión de múltiples enfermedades gastrointestinales, desafiando viejas creencias sobre el estrés y la dieta como causas principales de la gastritis.

¿Qué cambió tras el hallazgo de H. pylori?

Hasta hace pocas décadas, la medicina atribuía las úlceras y la gastritis principalmente a hábitos alimentarios inadecuados, al estrés crónico o al consumo excesivo de alcohol y tabaco. Esta visión dio un giro radical en 1982, cuando los doctores Barry Marshall y Robin Warren descubrieron que una bacteria gramnegativa en forma de espiral, Helicobacter pylori, colonizaba la mucosa gástrica humana y causaba inflamación crónica.

La importancia clínica de H. pylori no se limita al malestar digestivo. Esta bacteria se ha asociado con múltiples enfermedades, desde úlceras pépticas hasta cáncer gástrico y linfomas. Más sorprendente aún es su potencial papel en afecciones extradigestivas, como trastornos cardiovasculares, dermatológicos y neurológicos. ¿Cómo puede una bacteria localizada en el estómago tener repercusiones tan amplias?

Desde un punto de vista fisiológico, su presencia altera profundamente la homeostasis del ambiente gástrico: cambia la producción de mucina, altera genes protectores de la mucosa y genera una inflamación persistente que puede evolucionar hacia enfermedades más severas.

¿Cómo se ha estudiado esta bacteria?

Los estudios sobre H. pylori abarcan múltiples disciplinas: microbiología, inmunología, gastroenterología y epidemiología. La mayoría de las investigaciones clínicas han usado una combinación de:

  • Métodos invasivos, como la endoscopia con biopsia gástrica para detección directa o cultivo.
  • Métodos no invasivos, como el test de aliento con urea marcada, serología o detección de antígenos en heces.

En modelos experimentales, se ha utilizado microscopía electrónica, ensayos de transcripción génica y análisis inmunohistoquímicos para entender cómo H. pylori interactúa con las células epiteliales del estómago y evade las respuestas inmunes del huésped.

Además, estudios epidemiológicos a gran escala han permitido correlacionar su presencia con distintas manifestaciones clínicas y regionales, aportando evidencia robusta para relacionarla con diversas patologías.

Lo que sabemos con certeza

La evidencia acumulada en los últimos 40 años ha establecido con claridad varios hechos fundamentales sobre H. pylori:

  1. Alta prevalencia mundial

Aproximadamente el 50% de la población mundial está infectada con H. pylori. La infección se adquiere mayoritariamente durante la infancia, y su prevalencia es mayor en regiones con menor acceso a servicios sanitarios, agua potable y buenas prácticas de higiene.

  1. Asociación directa con patologías gástricas
  • Está presente en hasta el 90% de las úlceras duodenales.
  • Se detecta en aproximadamente el 80% de las úlceras gástricas.
  • Es un factor de riesgo establecido para el cáncer gástrico y el linfoma MALT (tejido linfoide asociado a la mucosa).
  1. Vías de transmisión múltiples

Aunque aún no se define con certeza una vía exclusiva de transmisión, se reconocen al menos cuatro rutas posibles:

  • Fecal-oral
  • Oral-oral
  • Gástrica-oral
  • Gastro-gástrica (por instrumentos contaminados o reflujo)
  1. Complejo mecanismo patogénico

El proceso de infección y enfermedad se puede dividir en tres etapas:

  • Colonización: La bacteria utiliza su flagelo para alcanzar la mucosa gástrica y se adhiere a las células epiteliales gracias a adhesinas específicas.
  • Evasión inmune: Produce ureasa para neutralizar el pH ácido y secreta factores como VacA y CagA que alteran la respuesta inmune.
  • Daño tisular: Modula la producción de mucina, altera el recambio celular e induce inflamación crónica, lo que predispone a lesiones precancerosas.
  1. Resistencia antimicrobiana creciente

En 2017, la OMS declaró a las cepas resistentes de H. pylori como una amenaza prioritaria para la salud pública, debido a su impacto en el tratamiento de infecciones crónicas y cáncer gástrico.

Más allá del estómago…

¿Por qué es tan relevante hoy?

El caso de H. pylori es paradigmático en la medicina moderna: representa cómo un único microorganismo puede tener un espectro clínico amplio, desde infecciones asintomáticas hasta condiciones potencialmente mortales. Su hallazgo permitió desarrollar terapias dirigidas que han revolucionado la gastroenterología.

Pero el desafío no ha terminado. Hoy enfrentamos cepas cada vez más resistentes a los antibióticos habituales (claritromicina, metronidazol, levofloxacino), lo que dificulta los esquemas terapéuticos estándar. Esto plantea la necesidad de estrategias más personalizadas, que consideren factores como:

  • Perfil de resistencia local.
  • Estado inmune del huésped.
  • Comorbilidades metabólicas y digestivas.
  • Adherencia al tratamiento.

Repercusiones extradigestivas: ¿ficción o realidad?

Estudios recientes han vinculado la infección crónica por H. pylori con condiciones no gastrointestinales, como:

  • Anemia por deficiencia de hierro no explicada por otras causas.
  • Púrpura trombocitopénica idiopática.
  • Arteriosclerosis temprana, a través de mecanismos inflamatorios.
  • Trastornos neuropsiquiátricos como depresión o Parkinson, a través del eje microbiota-intestino-cerebro.

Aunque muchas de estas asociaciones requieren estudios más controlados, abren una ventana hacia un enfoque más sistémico de la infección por H. pylori.

Limitaciones del conocimiento actual

  • Persisten lagunas sobre la vía de transmisión predominante.
  • No todos los portadores desarrollan enfermedad: existe una variabilidad individual importante, influida por factores genéticos y ambientales.
  • Los protocolos de erradicación no siempre son efectivos en pacientes con mala adherencia o con resistencia bacteriana.
  • Se necesita mayor claridad sobre los efectos a largo plazo de la erradicación masiva en términos de microbiota y salud global.

Conclusión: Erradicar H. pylori es prevenir más que úlceras

La infección por Helicobacter pylori constituye uno de los mayores avances en medicina digestiva de las últimas décadas. Su identificación permitió no solo entender mejor las enfermedades gástricas, sino también implementar tratamientos curativos y estrategias preventivas.

En un mundo donde las enfermedades crónicas están en aumento, el abordaje oportuno de esta infección —incluyendo diagnóstico, tratamiento individualizado y prevención— podría disminuir significativamente la carga de enfermedad, incluyendo el cáncer gástrico.

Referencias y lecturas recomendadas:

 

¿Y tú, ya te has hecho la prueba de H. pylori?

Si has tenido síntomas digestivos persistentes, antecedentes familiares de cáncer gástrico o vives en una zona con alta prevalencia, tal vez sea el momento de consultarlo con tu profesional de salud.
Comparte este artículo si conoces a alguien que pueda beneficiarse, comenta tus dudas o explora más contenido en nuestro blog sobre salud digestiva y microbiota.

 

Hablemos con evidencia y sin humo … ¡Somos Samai! 

 

Por:
María José Mancheno
Master en Nutrición Metabólica

Master en Obesidad y Enfermedades Metabólicas
Especialista en Nutrición Deportiva

Especialista en Nutrición en Inflamación, microbiota y patologías digestivas

Especialista en tratamiento FODMAP

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