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¿Realmente los lácteos y la proteína de suero causan acné? Una mirada científica más allá de los mitos

Si tienes acné, probablemente ya escuchaste este consejo: «Deja los lácteos y los batidos de proteína». Suena simple. Pero, ¿y si te dijera que esa recomendación puede ser tan reduccionista como ineficaz? La ciencia ha descubierto que las verdaderas causas del acné son mucho más complejas que culpar a un vaso de leche.

Lo que nadie te dice sobre el acné y los alimentos que «deberías» evitar

El acné no es solo un problema de adolescentes ni una cuestión superficial. Se trata de una afección inflamatoria crónica, con implicaciones físicas, emocionales y sociales. Afecta a millones de personas en todo el mundo y, aunque suele comenzar en la adolescencia, cada vez más adultos —en especial mujeres jóvenes— también lo padecen de forma persistente o recurrente.

En la consulta médica o incluso en redes sociales, una de las recomendaciones más frecuentes es eliminar los lácteos y los suplementos de proteína, especialmente aquellos derivados del suero de leche. El mensaje suele ser tajante: “Si tienes acné, deja la leche”.

Pero esta visión simplificada ignora algo esencial: el cuerpo humano no responde igual en todos los casos. El acné tiene un origen multifactorial, donde intervienen factores hormonales, genéticos, inflamatorios, ambientales e incluso microbiológicos. Por eso, reducir su causa a un solo grupo de alimentos no solo es inexacto, sino que puede llevar a frustración, restricciones innecesarias y una falsa sensación de control.

Entonces, ¿qué dice realmente la evidencia científica sobre esta relación? ¿Y cómo puedes saber si estos productos están o no afectando tu piel?

Lo que pasa debajo de la piel: ¿por qué aparece el acné?

Desde el punto de vista clínico y fisiológico, el acné se produce cuando se combinan varios procesos:

  • Hiperproducción de sebo por las glándulas sebáceas.
  • Obstrucción de los folículos pilosos por acumulación de células muertas (hiperqueratinización).
  • Proliferación bacteriana, especialmente de Cutibacterium acnes.
  • Inflamación local y sistémica.

Pero detrás de cada uno de estos pasos, hay reguladores internos. Uno de los principales: las hormonas. Y aquí es donde los lácteos y los suplementos de proteína de suero han captado la atención de investigadores en los últimos años.

¿Qué relación hay entre los lácteos y el acné?

La leche contiene proteínas (como caseína y suero), lactosa, hormonas naturales (como estrógenos y progesterona), y compuestos bioactivos que pueden influir en procesos metabólicos.

Uno de los mecanismos más estudiados es su capacidad para estimular la insulina y el IGF-1 (factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1). Estos compuestos están relacionados con la aparición del acné porque:

  • Aumentan la producción de sebo en la piel.
  • Estimulan la enzima 5-alfa reductasa, que transforma la testosterona en DHT, una hormona que incrementa la actividad sebácea.
  • Favorecen la proliferación de queratinocitos, lo que aumenta la obstrucción de los poros.
  • Promueven un entorno inflamatorio, ideal para que el acné prospere.

Estudio destacado:

Un metaanálisis que evaluó a más de 78,000 personas encontró una asociación significativa entre el consumo de productos lácteos y la prevalencia de acné, en especial entre adolescentes y adultos jóvenes (Juhl et al., 2018).

Pero cuidado: esto no significa que los lácteos causen acné en todos. Lo que la evidencia sugiere es que, en algunas personas predispuestas, su consumo puede desencadenar o empeorar las lesiones.

Whey protein: ¿culpable o inocente?

El suero de leche (whey protein) es la fracción líquida de la leche que se separa al producir queso. Contiene proteínas de alta calidad que promueven la síntesis muscular, razón por la cual es muy usado en el ámbito deportivo.

Sin embargo, varios casos clínicos y estudios pequeños han documentado un fenómeno curioso: personas que, tras comenzar a tomar whey protein, desarrollan o empeoran brotes de acné, sobre todo en la espalda y el pecho.

Casos reportados:

  • Seis hombres entre 16 y 18 años desarrollaron acné en el tronco después de iniciar suplementos de suero. Al suspenderlos, la piel mejoró notablemente (Cengiz et al., 2017).
  • Otro estudio documentó cinco adolescentes que comenzaron a tomar whey para ganar masa muscular y desarrollaron acné severo pocas semanas después.

Una teoría es que una sola dosis de proteína de suero puede equivaler al contenido proteico y hormonal de 6 a 12 litros de leche, amplificando así los efectos sobre insulina e IGF-1. También se sospecha de otros ingredientes presentes en los suplementos, como colorantes, edulcorantes o estabilizantes, que podrían alterar el metabolismo o generar reacciones inmunes.

Entonces… ¿hay que dejar los lácteos?

No necesariamente. Y aquí es donde es clave no generalizar. El acné es una enfermedad con múltiples causas. Lo que en una persona desencadena un brote, en otra puede no tener ningún efecto.

Además, eliminar alimentos sin razón puede traer consecuencias nutricionales: calcio, proteínas de alta calidad, vitamina B12 y otros nutrientes presentes en los lácteos son fundamentales para el metabolismo, el sistema nervioso y la salud ósea.

Si ya estás bajo tratamiento dermatológico y no mejoras, puede valer la pena, junto con tu profesional de salud, explorar una reducción o retiro temporal de ciertos alimentos (incluidos los suplementos) de forma controlada, observando cambios y reintroduciendo de forma gradual.

Limitaciones que debemos considerar

  • La mayoría de los estudios son observacionales o de casos. Es decir, no prueban causa-efecto.
  • Los hábitos alimentarios están influidos por muchos factores (culturales, emocionales, sociales).
  • El impacto puede depender de la dosis, la frecuencia y del tipo de lácteo o suplemento.
  • Los efectos pueden no ser inmediatos ni evidentes en todos los casos.

Conclusión:

Culpar exclusivamente a los lácteos o a los batidos de proteína por tu acné no es una estrategia efectiva ni respaldada por la ciencia en todos los casos. Si bien hay evidencia que sugiere que estos alimentos pueden influir en algunas personas, especialmente aquellas con predisposición hormonal o inflamatoria, no hay una única dieta antiacné válida para todos.

La clave está en una evaluación individualizada, basada en tu historial, tus hábitos, tus síntomas y tu respuesta personal. Consultar con profesionales de la salud que comprendan tanto la fisiología cutánea como la nutrición metabólica puede marcar la diferencia entre una frustración crónica y un verdadero avance en el control del acné.

Referencias clave:

  1. Juhl et al., 2018 – Dairy Intake and Acne
  2. Cengiz et al., 2017 – Whey protein and trunk acne
  3. Zamil et al., 2020 – Acne related to dietary supplements
  4. Florencia P, Formaggia V., 2022 – Mitos y verdades sobre el acné

¿Te sentiste identificado?

¿Has notado cambios en tu piel al consumir o suspender lácteos o suplementos proteicos? Comparte tu experiencia en los comentarios o consulta otros artículos sobre salud, nutrición y piel en nuestro blog.
Porque la respuesta a tu acné no siempre está en lo que comes, pero a veces, sí empieza por entender mejor lo que te hace único.

 

Hablemos con evidencia y sin humo … ¡Somos Samai! 

 

Por:
María José Mancheno
Master en Nutrición Metabólica

Master en Obesidad y Enfermedades Metabólicas
Especialista en Nutrición Deportiva

Especialista en Nutrición en Inflamación, microbiota y patologías digestivas

Especialista en tratamiento FODMAP

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