El auge de los SARMs y su promesa inicial
Los SARMs (Selective Androgen Receptor Modulators) fueron desarrollados inicialmente con fines médicos, buscando una opción terapéutica para tratar patologías como la pérdida de masa muscular (sarcopenia), osteoporosis y ciertas enfermedades crónicas que afectan el tejido óseo y muscular. A diferencia de los esteroides anabólicos tradicionales, los SARMs se diseñaron para actuar de forma selectiva sobre los receptores androgénicos en músculos y huesos, evitando teóricamente los efectos adversos en tejidos secundarios como la próstata y el hígado.
Su acción selectiva se debe a que los SARMs activan los receptores de andrógenos en células específicas, desencadenando un proceso anabólico sin estimular significativamente otros tejidos. Sin embargo, a medida que su uso se extendió en el ámbito deportivo y de fitness, empezaron a aparecer reportes de efectos adversos que pusieron en duda su seguridad.
La pregunta clave es: ¿Realmente los SARMs son una alternativa segura a los esteroides anabólicos o sus riesgos han sido subestimados?
¿Cómo se estudian los efectos de los SARMs?
Para evaluar los efectos y riesgos asociados al uso de SARMs, se han realizado estudios en tres niveles:
- Modelos Animales: Se analizaron sus efectos en el crecimiento muscular, salud ósea y efectos secundarios en roedores y primates.
- Ensayos Clínicos en Humanos: Principalmente en el tratamiento de patologías musculoesqueléticas, donde se evaluaron cambios en la masa muscular y densidad ósea.
- Reportes Clínicos y Estudios Observacionales: En usuarios que los consumen para mejorar el rendimiento físico y estético.
Los datos recopilados incluyen parámetros hormonales, perfiles hepáticos, cardiovasculares y alteraciones psicológicas, así como efectos adversos documentados a corto y largo plazo.
Los riesgos asociados al uso de SARMs
Supresión del Eje Hipotálamo-Hipófisis-Gonadal (HPG)
Los SARMs, a pesar de ser selectivos, no están exentos de alterar el equilibrio hormonal del cuerpo. Al activar los receptores de andrógenos, se genera una retroalimentación negativa sobre el hipotálamo y la hipófisis, disminuyendo la secreción de GnRH (hormona liberadora de gonadotropina). Esto reduce los niveles de LH (hormona luteinizante) y FSH (hormona foliculoestimulante), responsables de la producción de testosterona y espermatogénesis en los testículos.
Consecuencias fisiológicas:
- Disminución de la libido y la función sexual.
- Reducción de la fertilidad en hombres por la baja producción de esperma.
- Pérdida de densidad ósea, aumentando el riesgo de fracturas.
- En casos prolongados, se han documentado síntomas de hipogonadismo secundario, como fatiga crónica y pérdida de masa muscular.
Hepatotoxicidad: El impacto en el hígado
Aunque los SARMs no son compuestos 17-alfa alquilados (a diferencia de muchos esteroides orales), sí pueden inducir estrés oxidativo y daño hepático. En estudios clínicos, se ha observado un aumento significativo en los niveles de enzimas hepáticas (ALT y AST), marcadores de daño hepático.
Mecanismo bioquímico:
- La activación de receptores de andrógenos en el hígado puede alterar la homeostasis metabólica, generando un incremento en la producción de radicales libres y peroxidación lipídica.
- Algunos casos han reportado colestasis (obstrucción del flujo biliar), aunque en menor medida que con esteroides tradicionales.
Estudios con Ligandrol (LGD-4033) y Ostarina (Enobosarm) han identificado elevación de enzimas hepáticas en usuarios frecuentes, sugiriendo un potencial daño crónico si no se monitorea adecuadamente.
Alteraciones cardiovasculares: Un riesgo silencioso
Uno de los efectos más preocupantes es el impacto sobre el sistema cardiovascular. Los SARMs han demostrado reducir los niveles de colesterol HDL (colesterol «bueno») y, en algunos casos, aumentar el LDL (colesterol «malo»).
Implicaciones clínicas:
- Aumento del riesgo de aterosclerosis y acumulación de placa en arterias.
- Mayor probabilidad de infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares en usuarios crónicos.
- Modificación en los niveles de triglicéridos, lo cual compromete aún más la salud cardiovascular.
Un estudio publicado en JAMA indicó que usuarios de SARMs presentan un perfil lipídico alterado en tan solo 8 semanas de uso, lo cual incrementa el riesgo cardiovascular a largo plazo.
Efectos psicológicos: Un área menos explorada
Aunque menos documentados, se han reportado casos de ansiedad, alteraciones del sueño, psicosis y episodios depresivos. Estos efectos se atribuyen a la modulación de los receptores de andrógenos en el sistema nervioso central, que pueden alterar neurotransmisores clave como la dopamina y la serotonina.
Neurofisiología del efecto:
- El exceso de activación de receptores en el cerebro podría modificar el equilibrio neuroquímico, aumentando la susceptibilidad a trastornos del ánimo.
- La interrupción repentina del uso de SARMs podría precipitar un síndrome de abstinencia, similar al de los esteroides anabólicos.
¿Alternativa segura o peligro latente?
La idea inicial de los SARMs como una «alternativa segura» se ha visto cuestionada por evidencia que sugiere efectos adversos significativos. Aunque ofrecen beneficios anabólicos, estos no están exentos de comprometer el eje hormonal, la salud hepática y cardiovascular. Además, los efectos psicológicos y reproductivos subrayan la necesidad de mayor regulación y estudios clínicos a largo plazo.
Si consideras el uso de SARMs o conoces a alguien que lo haga, comparte este artículo para fomentar decisiones informadas y conscientes sobre sus riesgos reales.
¡Somos Samai!
Por:
María José Mancheno
Master en Nutrición Metabólica
Especialista en Nutrición Deportiva y Obesidad